Se debe
hacer un diagnóstico diferencial con entidades que produzcan colitis o disentería
como Escherichia coli, salmonelosis, shigelosis; enfermedades parasitarias como
la amebiasis y en niños también se debe hacer una diferenciación con
infecciones virales como rotavirus y adenovirus. El diagnóstico diferencial endoscópico
de las ulceras colónicas en este
contexto clínico incluyen las enfermedades inflamatorias intestinales crónicas
principalmente la enfermedad de Crohn.
Examen coproparasitológico/ directo en fresco:debido a su gran tamaño pueden reconocerse
fácilmente en preparaciones de portaobjetos de montaje húmedo, incluso con un
aumento reducido. El diagnostico se basa en la detección microscópica de
quistes y trofozoítos en heces. Los estadios del quiste son más comunes en
las heces formadas, en el caso de las muestras de heces diarreicas recién
recolectadas es probable que contengan trofozoítos que nadan activamente.
Biopsia y endoscopía: Habitualmente no es
necesario, pero también pueden ser de utilidad métodos invasivos tales como biopsias
de las úlceras mediante rectosigmoidoscopía.
Cultivo: no es una técnica diagnóstica
rutinaria, debido a que no crecen en medios axénicos, pero es posible cultivarlos
en medios xénicos o monoxénicos como LE, Robinson o TYSGM-9.
Producen hialuronidasa, a la que se atribuye la
penetración de la mucosa colónica. La producción de enzimas proteolíticas se
considera un factor importante en la digestión de la capa mucosa del colon,
aunque no existe evidencia concluyente pero
generalmente se asume que la proteólisis es un factor en la digestión del
recubrimiento mucoso del colon y facilita la invasión tisular, la formación de
abscesos, la ulceración y la perforación del intestino.
Cuadro clínico
La mayor parte de las infecciones por B. coli cursan de manera
asintomática. Cuando hay manifestaciones clínicas, estas oscilan desde:
Síntomas leves: con cuadros diarreicos hasta disentería franca.
Infección crónica: que se
presenta con diarrea no sanguinolenta, calambres, halitosis y dolor abdominal
secundario a la invasión de trofozoíto del intestino grueso.
En la balantidiasis
fulminante: los pacientes presentan pérdida de peso, tenesmo, heces con moco y
con sangre.
Complicaciones:
Perforación y colitis fulminante, apendicitis, poliposis inflamatoria,
abscesos. En casos extraintestinales se han reportado lesiones pulmonares,
hepáticas, renales, choque séptico.